Imagen de portada: Flickr de Cristian Flodigrip World
Desde hace más de 40 años que los que no saben y pasan por la Panamericana Sur o General Velázquez, se preguntan qué es esa impresionante mole de cemento que se ve a lo lejos a la altura de la comuna de Pedro Aguirre Cerda.
El proyecto del Hospital Ochagavía comenzó en el gobierno de Eduardo Frei Montalva y pretendía ser el Centro Hospitalario más grande de Sudamérica, con 54 mil metros cuadrados y 1.200 camas.
Posteriormente el presidente Salvador Allende llevó la idea a cabo y comenzó la construcción destinando mil obreros y otorgando un plazo de cuatro años para su finalización. La llegada del fatídico Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, y la posterior dictadura militar detuvo el proyecto, que ya tenía lista gran parte de la obra gruesa.
A Pinochet nunca le gustó la idea del Hospital Ochagavía y ocupó múltiples argumentos para no perseverar en su construcción.
Cuando decidió construir el Hospital Paula Jaraquemada, se enterraron todas las posibilidades de recuperar al elefante blanco.
A la llegada de la Concertación el terreno fue vendido por un moco a la Inmobiliaria Mapocho, que construiría un mall y una serie de proyectos.
Tal como venía la historia, el mall nunca fue, a pesar de los voladores de luces que en la prensa siempre salen con los proyectos de infraestructura.
Actualmente, el elefante blanco que vive dando sombra a los vecinos del sector, pasó a ser propiedad de la empresa Megacentro, para ser transformado en el «Nucleo Ochagavía», un proyecto que busca transformarlo en una zona de bodegas y oficinas.
Durante estos 40 años se ha transformado en un antro de drogadictos, en un espacio para el arte urbano a través de grafitis y en un sitio de pasada y descanso para aves urbanas.
El documental realizado por alumnos de Cine y Televisión de la Universidad de Chile, muestra la relación de los vecinos con la construcción y cómo por años han tenido que convivir con un sitio del cual han perdido hasta el rastro de sus dueños.
Los vecinos comentan que por años ha corrido el rumor de que el terreno ya no es del Estado, que pertenece a privados, que se van a hacer oficinas, que se construirán departamentos. Ochagavía se ha transformado en el centro del imaginario del mito urbano sobre su pasado y su futuro.
El futuro